Platón desnarizado, se pregunta qué pasó. |
Ni siquiera volvió la cabeza para despedirse del que había sido su lugar de trabajo durante tanto tiempo.Tomó el ascensor y pulsó el botón menos cero. Su audi lo reconoció cuando estaba muy cerca, desplegó los retrovisores y encendió sus faros, dócil como un perro que mueve el rabo al acercase su amo. Se subió al coche y ascendió la empinada cuesta de salida mientras aspiraba la primera calada de su marlboro.
Ya en la calle, todo eran sombras sin luna ni estrellas.
Que no se me olvide mañana mirar el Marca a primera hora, antes de pasarme por la oficina del INEM, pensó mientras exhalaba una larga bocanada de humo.
Solo fue un roce, pero la gran velocidad del coche la estampó contra un muro.
La radio vomitaba a todo volumen la canción del momento y el cautivo no oyó el impacto.
La noche más oscura se lo tragó sin que supiera que había atropellado de muerte a la asignatura de filosofía.