Escaparate de Bruselas. Foto de S.M. |
Una gélida tarde de diciembre de muchos años después, encontré retratos de algunos de mis antepasados en este escaparate de un anticuario de Bruselas. De la impresión se me quitó el frío.
La tía Enriqueta con su inseparable abanico rosado que solo paliaba un porcentaje ínfimo de sus innumerables sofocos. El tío abuelo Martín (a la izquierda), labrador de pedigrí y juerguista empedernido, que dilapidó en burdeles, tabernas y huesos de pollo toda la fortuna de la familia. Y en el centro mi tatarabuelo Tobi, mariscal del glorioso Imperio Austro-húngaro, muerto en el frente de batalla de la Gran Guerra allá por septiembre de 1914 y sobre cuya tumba, coincidiendo con el centenario, yo depositaré un ramillete de margaritas. Esas de corola morada que a él, según me han contado, tanto le gustaba mordisquear.
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