sábado, 26 de abril de 2014

URBI ET ORBI


En el aparato de aire acondicionado de la cocina vive un gorrión enamorado. El gorrión lleva más de un mes sin parar de piar, cada día más gordo por tanto pan del que se atiborra sin temor a la báscula, cada día más descarado, cada día más a gusto en familia. No han podido con él los calores de marzo ni las tormentas de abril. Es incombustible, diminuto, vehemente.

Enamorado del amor, pero no como aquel renombrado insustancial, ha transformado la unidad exterior de aire acondicionado en una agencia matrimonial desde la que se vende lo mejor que puede y doy fe de que puede mucho: apuesto passer domesticus, joven, sano y limpio, con hermoso nido a medio hacer en el árbol más frondoso del jardín, con formación superior en canto y desparpajo a borbotones, busca novia para relación estable. No soy un libertino ni pongo obstáculos a la formación de una familia, más bien todo lo contrario: me comprometo a ser un buen padre y criar a mis polluelos en los valores gorrioneros de siempre. En algunas ciudades estoy en peligro de extinción: apoya mi causa, no permitas que nos arrinconen y hasta eliminen, ¡reproduzcámonos!

De sol a sol canta su monótona y alegre canción sin desfallecer. Treinta gramos de pasión y amor a la vida incondicionales.



"A la ciudad y al mundo: 

La primavera ha estallado en mis venas y en las vuestras si os observáis con atención.
Desde mi atalaya veo las nubes disolverse y formarse, blancos rebaños celestiales que pacen en el azul más limpio; contemplo el encaje fugaz de la niebla que todo lo vela, como en un sueño; oigo la rueda feliz de los vencejos, allá en lo alto. 

Todo se transforma en sí mismo, cambia para mantenerse igual.

Humanos, no necesitáis indulgencia plenaria: se os perdonan todos los pecados con tal de que deseéis ser solo un poco felices. La vida es bella y dura poco."




 






jueves, 3 de abril de 2014

UN SUEÑO REPARADOR EN EL TEMPLO DE ESCULAPIO

Casa del Obispo. Cádiz.
Esto me pasa por recurrir a internet en vez de a Freud.

Tengo un sueño recurrente desde hace años que lleva meses reproduciéndose con mayor periodicidad. Me intriga su mensaje aun sin interpretarlo, pues ya en su versión más literal me parece incongruente a la par que simplón, aunque no me queda duda de que por algún motivo se está convirtiendo en algo obsesivo. Por lo menos para mi subconsciente.

El sueño es siempre el mismo, aunque admite dos o tres variantes mínimas. Busqué en internet una ayuda rápida y acabé escaldada. Los mensajes venían a ser interpretados por tarotistas de tres al cuarto que se contradecían entre sí con su charlatanería desvergonzada. El colmo de mi estupor llegó cuando accidentalmente entré en una página que pretendía desentrañar el significado de "soñar con pasta". Pero no con la pasta gansa que puede ser frecuente que aparezca en nuestras fantasías tanto en su formato de monedas antiguas semienterradas como en el de calderilla que encuentras al azar junto a una alcantarilla al bajar de la acera, sino con pasta de la de comer. Por lo visto no es lo mismo soñar con macarrones que con pasta rizada a la espinaca, o en forma de conchitas o con fideos extrafinos. Salí de allí de un salto, con el calambre propio del que busca en lo más hondo de sí ser portador de un correo cuasi divino y  se encuentra con una grandísima chorrada.

Hace muchos muchos años, ciertas prácticas médicas contaban con la sanación del individuo induciéndole al sueño. Un dormir sanador en el que el dios griego Heraklio, o después el romano Esculapio, daba pautas al enfermo para sanarse o directamente le curaba si este era capaz de descifrar correctamente el mensaje divino. En algunos templos, pues estos ritos se desenvolvían allí y no por supuesto en hospitales como los entendemos ahora, había incluso "terapeutas oníricos" que te interpretaban la pesadilla y solo eso bastaba para devolverte la salud. ¡El colmo del sueño reparador!


La próxima vez que sueñe mi sueño cojo el Comes y me voy pa Cádiz. Una vez allí me dirigiré a La Casa del Obispo y a oscuras bajaré sus escalones de piedra ostionera hasta que me llegue el olor a mar, casi donde solo hay tierra húmeda, en lo más hondo. Allí me tumbaré sobre el duro suelo en postura fetal y esperaré con paciencia a quedarme dormida, arrullada por el lejano oleaje.

Ni Freud ni Jung, ni siquiera Martin Luther van a venir a rescatarme.

Directamente cuento con Esculapio.






martes, 1 de abril de 2014

A LA DIOSA DURGA LE GUSTA EL COLOR ROJO


El templo Rojo de Benarés. Foto de S.M.


El templo de Durga en Benarés es rojo por fuera, bellísimo, sus altas y picudas torrecillas, rojas; sus preciosos muros tallados, rojos. Y rojo y  oro por dentro. Las ofrendas que se le hacen, sobre todo las que le hacen las mujeres, casi todas deben ser rojas o de colores cálidos. Rojas como la sangre que da vida, rojas como la sangre que da muerte. Roja por supuesto la sangre de las cabras que se sacrifican en su honor los días del festival Puja Durga.

 El taxista que nos lleva allí mientras conduce y toca el claxon sin parar, nos cuenta en malinglés algunas peculiaridades del mismo, entre ellas su color. "¿Por qué todo en ese color?" le pregunto yo en mi peoringlés. "Porque a la diosa Durga le gusta el rojo". Punto pelota.

Me pongo en la fila de ofrendas de las mujeres y le entrego una guirnalda de flores naranjas algo espachurrada y desvirtuada porque la compré hace un par de horas  y la he llevado toda la tarde puesta de collar. Quizás la diosa esperaba algo más noble por mi parte, la pobre.


Durga la Bella. 



Durga la Madre. 



Durga la Guerrera.



   Su nombre significa La Inaccesible. Puede tener cuatro, ocho, diez brazos, la mayoría armados, los restantes con atributos que explican sus doctrinas a los fieles, aunque aún deja un par de ellos para bordar delicados mudras con las manos: como buena mujer, lo mismo sirve pa un barrío que pa un fregao. 

   Fue creada por la triada de dioses principales, Brahma, Shiva y Vishnú para que derrotara a los demonios y restableciera el Orden en el mundo gracias a su potente energía femenina: generadora, destructora y regeneradora. En alguna representación de las muchas que tiene aparece pisoteando a un diablo ¿A qué me suena?


  Fuerte, brava, cabalga sobre un león o un tigre con su rizada melena negra al viento, sus azules ropajes despidiendo feroces rayos. Se llama también Parvati y Uma, es una de las formas que adopta Devi, la diosa suprema y es una personificación de Maia, la energía ilusoria  pero materialista que…mmm…bueno, pues eso, que le gusta mucho el color rojo.






Según entramos en el templo un brahmán o un espontáneo, que aquí nunca se sabe, nos agarra y nos lleva a un subtemplo que hay dentro del recinto donde encontramos un pequeño estanque de mármol con el lingam de Shiva en su centro. Sentados los tres alrededor de la fuente, comienza a hacer unos ritos muy complicados sin parar de rezar: su mano encima de la mía, la mano de S. con la mía arriba y después abajo; arroja unas flores mustias que estaban flotando en el agua al lingam después de pasarlas por nuestras frentes, repite lo mismo con unas hojas verdes, pone nuestras manos con las palmas juntas, después con los dorsos juntos, mi mano haciendo un bocadillo con las suyas, después las suyas con las mías… ¡Qué sé yo! Después extiende su mano para que pongamos en ella unas rupias.

Estoy convencida de que nos ha casado a su manera. 

Cuando salimos de allí entre emocionados y aturdidos, otro brahmán (u otro espontáneo)que está en un puestecillo en el centro del gran templo rojo y oro nos llama, nos pinta un círculo bermellón en la frente y nos ata al cuello un cordón de finísimos hilos de algodón negro delicadamente trenzado. ¡El collar de Durga la fuerte, la inaccesible, la poderosa! Después extiende su mano para que pongamos en ella unas rupias. Yo no quepo en mí de la emoción ¡La diosa santa ha correspondido a mi cutre ofrenda obsequiándome otro collar, pero éste bonito y con súper-poderes, estoy segura! 

     Cuidaíto conmigo: aún lo llevo en torno a mi cuello.



Vendedor de guirnaldas. Foto de S.M.