lunes, 9 de diciembre de 2013

HOY QUIZÁS EMPIEZA EL VERANO

 
Pantalla de temperaturas poniéndose calentita. 

Día veinte de junio, diez menos cuarto de la mañana.

El timbre sonó a las diez menos cuarto, justo después de desayunar, de haber terminado de hacer lo más imprescindible en la casa, de hacer las aperturas básicas de chi kung y de ducharme. Justo en ese momento en el que a diario me debato  entre abrir el correo, bajar al kiosco a por El País y el pan de polvillo (literal) o ponerme a planchar. Ese alguien tenía sin duda el esquivo don de la oportunidad, sin coña. O parecía conocerme muy bien. De mala gana, pues mis pelos nunca están a la altura de las circunstancias tan temprano, abrí la puerta tras mirar por la mirilla y descubrir en el descansillo a un tipo de aspecto inofensivo, anodino, con bigote, maletín y esmirriado. Redondeado falsamente por el cristalito de ojo de pez.

--Buenos, días, doña María. Mi nombre es Evaristo. Creo que la pillo en el momento más adecuado ¿Puedo pasar?


Una mano fofa, aunque picuda, cayó como un garfio sobre la mía. Miré desconcertada ese montón de huesos y me hice a un lado, muda, mientras él sacudía con frenesí la suela de sus gastados zapatos sobre la cenefa roja que rodea mi felpudo. Le indiqué con desconcierto una silla de la cocina, (en casa, con mal entendida humildad, entramos y salimos solo por la puerta de servicio) mientras apagaba la radio y su inmundo cacareo matutino.


---Bueno, doña María. Su tiempo es oro y sé que anda ocupada, no me voy a dispersar. Ya le he dicho que mi nombre es Evaristo. Evaristo Gómez, agente comercial de Editorial El Zampabollos goloso, especializado en literatura infantil y juvenil. En nombre de mi empresa vengo a ayudarle, porque sabemos que anda algo despistada con su novela. Muy divertida por cierto. Ese Loren me recuerda tanto a mi chiquillo...¡Ja, ja, ja!


--¿Cómo?


--Sí señora, cuanto menos, despistada. O bloqueada o desconcertada o indecisa a secas. Es una decisión difícil, no me cabe duda, lejos de mi ánimo criticarla. Sabemos que ya ha visitado en varias ocasiones la página Escritores.org y que ha buscado por internet un listado de editoriales del Campo de Gibraltar. Y que de ahí ha pasado a otro más amplio de Andalucía occidental. Y de ahí a otros aún más extensos. Que los ha visitado y se ha marchado con discreción. No ha insistido mucho ¿eh, doña María? Sabemos también que ha pensado en buscarse un agente literario, o en presentar su obra a un concurso, aunque esta opción es la que menos le seduce porque...


(Tate, pensé. Este tipo, aunque quizás debiera llamarle este topo, está al tanto de mis movidas. Qué vergüenza.)


--También sabemos que tiene amigos que pretenden asesorarla. Con un criterio equivocado, perdone que le diga, aunque no niego que lo hagan con buena voluntad. Pero vamos, ¡proponerle la editorial Atlantis! O la autoedición on line vendiendo a euro el ejemplar. O la aún mas descabellada del crowfunding...


(¿Cómo que qué vergüenza? ¿Qué estoy pensando? Esto es espionaje puro y duro. Un Watergate en chiquitito. Tiene toda la pinta del espionaje internacional a través de ordenadores privados que ha destapado el tipo este, el Snowden. Esto tiene que ser ilegal por fuerza y...)


--En Editorial El Zampabollos goloso, casi sin coste alguno, y siempre atendiendo a sus intereses, le ofrecemos un variado catálogo de...


(Madre mía. ¡Estoy vigilada! Y menos mal que  no tengo perfil en facebook o cuenta de twiter. Qué invasivo, por favor. La editorial esta de los zampabollos gustosos chequea mis correos y visitas a páginas web relacionadas con el mundo literario de poca monta o directamente compra datos de escritores como yo, tentones y mojigatos y les...)

Monos de Gibraltar espulgándose.

---Porque su ópera prima, doña María, "Los últimos monos de Churchill", tiene calidad. Si señora, aunque usted no se lo crea, ahí se ve trabajo de años. Cuantos ya, por cierto María, me permito tutearle. ¿Cuatro? ¿Cinco? No la critico, María, Dios me libre. Solo expongo datos. Datos. Nuestros clientes o futuros clientes son sagrados para nosotros. En su novela hay historia, aventura y humor en su justa dosis, ingredientes seductores para chicos de la franja de edad en la que usted ha pensado. Contiene diálogos fluidos y personajes creibles y entrañables. Yo con el Loren es que me parto. Cuando le toca las pelucas a los maniquíes esos de la cueva de Gibraltar, o cuando dice eso de "¡pero es naudito!". O cuando se come los bocadillos de mortadela con aceitunas a pares y...

(¿Estará Obama detrás de esto? ¿la CIA? Que va, que va, tía, no te crezcas. Este cutrerío lo más lejos que ha podido llegar es a Rajoy, y eso con suerte. De lo que no me cabe duda es de que tiene el sellito de la Marca España de marras.)


--Pues eso, María, que editorial El Zampabollos goloso se le ofrece por el módico precio de...


--No siga, Evaristo, lo siento. Muchas gracias. Me coge usted en mal momento. Tengo cita en el médico por lo del pie. Lo del pie, ya estará usted al tanto ¿no?


--No tiene usted por qué disculparse, doña María. Su pie. Por supuesto que hay prioridades. ¿Lo dejamos para el viernes, entonces? ¿A las diez menos cuarto le viene bien?


--Once menos cuarto mejor. Tengo que ir a primera hora a la pescadería de Meli a por boquerones para ponerlos en vinagre y después recoger un paquete en Correos.


(Hala...Tú sigue dándole datos al tío este, so capulla, que te vas a enterar.)


--Pues a las once menos cuarto mejor. No se hable más. Tiene usted una cocina muy bonita, María. Nos vemos pasado mañana, a ver si no se nos sube a la chepa el mercurio.


--He oído en la radio que suben bastante las temperaturas. Espero que no nos achicharremos, que todavía es veinte de junio. ¡Hoy empieza el verano! O mañana, no sé.


--A ver, a ver...¡Hasta el viernes, doña María!


--Hasta el viernes. Adiós, Evaristo.


(¡¡¡Pero seré gilipollas!!!)


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