viernes, 14 de febrero de 2014

IONE. SEIS RELATOS MEDITERRÁNEOS PARA UNA MARCHA FÚNEBRE.






1- Suenan los acordes de la marcha fúnebre. Isis, la diosa llorona, recoge con dolor los pedazos de su esposo Osiris desperdigados por todo Egipto. Sus lágrimas provocan la inundación del Nilo. La muerte da vida e Isis lo sabe: entre sus cuernos de vaca sueña una cuna para mecer a su hijo.

2- Suenan los acordes de la marcha fúnebre.  El vómito del Vesubio cubre palacios, casas, templos. Cuerpos de hombres y mujeres aún celebran la vida en tascas y burdeles mientras el polvo de lava viste Pompeya con ropas de luto. En el último minuto, la sacerdotisa del templo de Isis alcanza la orilla y huye del infierno en una barcaza abarrotada de gente.

3- Suenan los acordes de la marcha fúnebre. La gente se arremolina en un cruce, indecisa. Tras el paso del Cristo, en esa estrecha calle de Sevilla queda un efluvio de lirios e incienso tan intenso que provoca mareo. Nada mejor para despistarlo que compartir con los amigos unas cañas, chistes  y un plato de aceitunas aliñadas con orégano en el bar de la esquina.

4- Suenan los acordes de la marcha fúnebre. Un viento gélido recorre Verona y el selecto público que sale sobrecogido de La Arena, monta en sus carruajes tras subirse el cuello de piel del abrigo buscando el calor vivo de las chimeneas. Y en el aire, retazos del aria que ha sonado hace un rato en el tercer acto de la ópera.

5- Suenan los acordes de la marcha fúnebre. De espaldas a la orilla, Fredo musita un Ave María en la barca pidiendo a la Reina del Cielo que la pesca sea abundante. Su corazón sabe que reza por su alma, que reza en voz alta por no oír el disparo en su sien decretado por su propio hermano, el nuevo Padrino.

6- Suenan los acordes de  la marcha fúnebre. Apago Radio Clásica pero recapacito y la vuelvo a encender: los voluptuosos compases de Ione pueden celebrar tanto  la muerte como la vida. Me sirvo un vasito de vino de naranja y brindo conmigo misma por la esencia que comparto con otras Marías.  Desde Beirut a Alghero, desde Alejandría a Baelo Claudia.




2 comentarios:

  1. Maravillosos microrelatos encadenados en el macrocosmos, en un espacio tiempo circular, como música de fondo la lluvia fértil, las lágrimas de la viuda llorona. Seguro que sus hijos también brindan contigo.

    ResponderEliminar
  2. ¡Hermosos tus microrelatos! cada vez se acercan más a los haikus
    ¡... y brindo también por esa esencia que compartimos aún más allá del Mediterraneo!





    ResponderEliminar